lunes, 24 de septiembre de 2018

La Bardera desde la Carretera de los Muros en Abejar (Soria)


PRIMERAS PALABRAS (I)


Quien escribe estas primeras palabras se asoma a la nueva jornada avisado por el gorjeo alegre de los gorriones, de las currucas y de los jilgueros. También por el mugido profundo del rumiante satisfecho que luce su panza al cielo y las arias de un gallo cercano que señala ambiciones de tenor avileño. El día se amanece con una luz gris que no acierta a definirse, intenta mostrarse soleado pero una neblina juguetona, que quisiera ejecutar una sensual danza del vientre meteorológica, le pinta un velo tenue que quiere ser, al menos así se lo parece al escritor, sugerente.
Al otro lado de la mesa sobre la que se redactan estas líneas, la ventana y, a través de su cristal (con sus dedos marcados, su mosca que anda arriba y abajo por él, buscando no sé qué) se insinúa hacia el noroeste, o sea a la izquierda, la silueta triangular del Turó de l´home, La montaña del hombre, en castellano, y que, tal vez, debiera ser el nombre de todas las montañas del mundo. Hacia el nordeste, o sea a la derecha, en forma de  una sucesión de montes redondeados y cubiertos por un denso bosque de pino mediterráneo, la sierra de Montnegre y El Corredor. Más hacia aquí los tejados de un rojo apagado o un siena encendido, según se prefiera, se desparraman un poco desordenados entre los campos y los pinos, entre las carreteras y los abetos, entre los vallados y los plataneros. Los tejados aparecen adornados por chimeneas, sobre el sombrero de una de ellas, el más cercano a este amanuense de pluma estilográfica pero también de portátil y de bloc electrónico, descansa un mochuelo, viejo conocido que contempla con interés el baile de las teclas. Don Petronio, así se le bautizó, se fija mucho, incluso para ser un mochuelo.
Estos tejados, que sostienen mochuelos, urracas, palomas y todo tipo de pajarillos, son los de Llinars del Vallès pueblo de la provincia de Barcelona, Cataluña, España. Una vez ubicados, será suficiente con saber (para que las similitudes  no lleven a engaño y dado  que no es lo mismo tocar la guitarra que el violín, aunque para un profano lo pudiera llegar a parecer) que Llinars del Vallès no sería un Linares del Vallés en romance castellano y no porque aquel famoso " donde dos huevos son tres pares" del que presumen los linarenses no se pueda dar aquí, sino, más probablemente, por el prosaico motivo de que por estos lares en los que los fértiles prados, las hermosas vacas, el saltador conejo y el fornido jabalí de monte campan a sus anchas, jamás se dio el cultivo del lino.
Las Crónicas desde la Bardera se harán materiales desde este lugar, en el que los mochuelos le contemplan a uno y los gallos parecen escapados de una opereta cómica o de una factoría de KFC.
Es seguro que, a muchos de los lectores la palabra Bardera no les diga nada, les resulte desconocida o, incluso, barajen la posibilidad de que se trate de una incorrección.
Bardera es palabra poco usada, circunscrita cada vez más a un campo, a unas tierras, que si un milagro no lo evita (porque está claro que la solución al problema no la va a dar ninguno de los ministros habidos y por haber), se despoblarán más y más, se deshablarán más y más y las palabras que expresan esa realidad (de ese campo, de esas tierras),  y, es inevitable, inexorable e irremediable se olvidarán... De momento, si se rebusca entre ese tesoro que pertenece a todos pero al que solo unos pocos se asoman, el Diccionario (con mayúsculas) se encontrará la definición buscada.

bardera (De barda) f. Nube pegada a los montes.

La definición es breve y precisa. Tal vez un poco aséptica y, si a alguien le recuerda a unos guantes de látex para catar almorranas, se entenderá: asépticos y útiles.
De la segunda entrada  o lema de barda que recoge el diccionario nos centraremos en las acepciones segunda y cuarta. En ellas se nos informa de que barda es, en perífrasis,  una cubierta de diferentes materiales que se coloca sobre las tapias para su resguardo o, en términos de marinería, `barda´ vale tanto como "Nubarrón oscuro, alargado y de mal aspecto, que sobresale pegado al horizonte". 
En síntesis barda implica, según el diccionario, algo así como un tipo de cubierta sobre la que revolotea la idea de una nube. Bardera, en nuestra humilde intuición, sería una prolongación de bardas, un conjunto de ellas.
Pero la Bardera es nombre sí, solo que también gasta apellidos.Y a ellos nos referiremos en la próxima entrada. Bardera es, en las tierras altas de Soria, la nube pegada a los montes que señala el diccionario. Sí, pero no solo eso, la Bardera Soriana es algo más, como puede que lo sean las Barderas (si es que todavía alguien las hace vivir) de otros lares.


Vicente García Campo
Llinars del Vallés
24-IX-2018, día de la Mare de Déu de la Mercè.








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